
En estado salvaje, los caballos viven en llanuras abiertas. Solo buscan refugio de las inclemencias del tiempo y de los insectos, y siempre vigilan atentamente su entorno. Si no pueden encontrar refugio, simplemente "se ponen a la defensiva", con la grupa hacia el viento, y esperan a que pase la tormenta.
¿Se puede tener un caballo sin un establo? ¡Por supuesto! De hecho, los caballos evolucionaron para vivir y prosperar al aire libre. Sus cuerpos y pelajes están diseñados para soportar diversas condiciones climáticas. Esta adaptabilidad hace posible que los caballos vivan cómodamente sin un establo ni refugio artificial.
Los humanos construimos establos y refugios pensando en la comodidad de nuestros caballos, o al menos eso creemos. En general, los establos e incluso los refugios de paddock apenas satisfacen las necesidades de los caballos, de ahí que caballos que tienen acceso a un refugio, a menudo lo ignoran mientras la nieve se acumula sobre sus lomos.

Y por supuesto, las mantas para caballos no sustituyen al refugio. Un caballo sano con un pelaje de invierno completo y un refugio (natural o artificial) estará más cálido que si se lo mantiene solo con una manta y sin ningún refugio. Por ello debemos evitar esquilar a los caballos que viven al aire libre para que conserven su pelaje aislante en invierno. Cuando los esquilamos, eliminamos los aceites naturales interfiriendo con la Madre Naturaleza y podemos complicar aún más su salud general.
En invierno, nuestro deseo de "cuidarlos" encerrándolos en cuadras o proporcionándoles varias capas de mantas puede resultar contraproducente, ya que los caballos no pueden mantener su propio equilibrio termostático a través de la capacidad de moverse, sudar y obtener la ventilación necesaria para la salud pulmonar y disipar la humedad en la superficie de su piel.

Los bosques con sus arboles y la vegetación, como arbustos, matorrales etc., en los campos, son un refugio natural y proporcionan un hábitat para la vida silvestre. Los arboles frenan el viento y la sombra que proyectan las copas de árboles y arbustos crean pequeños oasis que conservan mejor la humedad y mantienen la temperatura más estable, creando un hábitat agradable para los caballos. De hecho los prados amplios con bosque son entornos maravillosos y estimulantes para los caballos, mucho mejores que un simple pastizal de pasto plano sin mas.
Además los caballos al pasar y pastar el sotobosque y ramonear arboles y arbustos, complementan su alimentación, ayudan en la prevención de incendios y la restauración y gestión de los bosques comiendo pequeñas porciones de plantas que van seleccionando mientras se van moviendo, esto hace que a su paso remuevan el suelo y con las heces vayan añadiendo materia orgánica a la superficie del suelo, ayudando también a dispersar especies.

Los caballos pueden encontrar refugio contra la lluvia o la nieve en el bosque, debajo de árboles, barrancos o rocas salientes.
Se mueven bajo los árboles más frondosos que encuentran para protegerse de la lluvia o del fuerte sol. Si hay salientes rocosos sabrán dónde están y los utilizarán, posiblemente en el lado de sotavento de algunas colinas o formaciones rocosas o en cañones y barrancos.

Los caballos se acurrucan juntos para ayudar a mantenerse más calientes cuando hace frío, y giran sus grupas hacia el viento o la lluvia para que sus caras eviten la mayor parte del agua, nieve o polvo.
Los caballos salvajes que viven en condiciones verdaderamente salvajes combinan biología e instinto para sobrevivir al invierno. Pueden moverse libremente en su entorno para buscar refugio del viento y la nieve. Desarrollan un pelaje denso en invierno con pelos de protección largos y folículos pilosos que pueden levantar el pelaje casi erguido cuando hace frío, creando un aislamiento adicional. Desarrollan una capa de grasa durante el verano y el otoño que agrega otra capa de protección contra el frío en invierno.

En temperaturas extremadamente frías, los caballos necesitan quemar calorías para mantener una temperatura corporal estable y aunque se adaptan muy bien a las bajas temperaturas, una característica que les ha permitido prosperar en diversos climas del mundo, con acceso a un refugio adecuado , los caballos pueden tolerar temperaturas tan bajas como -40 °C. Esto hace posible que muchos caballos vivan al aire libre durante todo el año, incluso en climas con inviernos duros.
Pero los animales en estado salvaje también son vulnerables a condiciones extremas y, en general, tienen vidas más cortas que en cautiverio.
Los caballos domésticos a menudo carecen de acceso a las ventajas que les proporciona la naturaleza. Casi todos los caballos de hoy están confinados, ya sea en un box, un paddock o un pequeño pastizal. Dependen de los humanos para que les proporcionen comida y agua y no suelen disponer de bosque para resguardarse.

Muchos no tienen pelaje de invierno porque los cubren con mantas y los esquilan, otros tienen el pelaje de invierno parcialmente cortado para que les resulte más fácil secar el sudor durante los entrenamientos en climas fríos. A cambio de restringir la libertad natural de un caballo, debemos proporcionar conscientemente sustitutos apropiados para lo que les quitamos a nuestros caballos.

Entonces si donde viven no tienen acceso a bosques o refugios naturales, debemos proporcionar un refugio adecuado a los caballos, es fundamental para su salud, comodidad y bienestar.
Sin embargo, un refugio mal diseñado puede disuadir a los caballos de buscar refugio precisamente cuando más lo necesitan. Conocer la configuración óptima de los refugios para equinos es importante para mantener a los caballos cómodos y secos durante las inclemencias del tiempo.

Los cobertizos en prados y paddocks brindan un refugio de fácil acceso contra las inclemencias del tiempo. Además también brindan protección contra los insectos que pican a los caballos y pueden transmitir enfermedades. Incluso cuando las temperaturas están dentro de rangos confortables, pueden usar refugios para evitar los insectos Los cobertizos de paso suelen estar diseñados con tres paredes y un frente abierto para permitir la entrada y salida libres.
Hay que valorar también la posibilidad de un refugio portátil que permite moverlo por el campo para evitar que los caballos compacten el suelo.
A la hora de instalar un refugio para caballos al aire libre, la elección de la ubicación es fundamental y debe instalarse en un lugar al que los caballos puedan acceder fácilmente. Así mismo, hay que tener en cuenta factores como la durabilidad del material, la seguridad y la facilidad de mantenimiento. Los cobertizos para caballos suelen estar construidos de madera o metal, o de una combinación de materiales y diseñados con tres paredes y un frente abierto para permitir la entrada y salida libres. Los materiales elegidos deben soportar los rigores del clima, resistir el desgaste por el uso y ofrecer un entorno seguro para los animales.

Al instalar un refugio, la elección de la base es crucial, especialmente en diferentes climas y entornos geográficos. El refugio debe estar situado en una zona con buen drenaje para evitar la acumulación de barro y las inundaciones.
Es mejor instalar el refugio en una zona con una ligera pendiente para que el agua de lluvia pueda drenar sin problemas y mantener el suelo seco.
El exceso de barro puede disuadir a los caballos de usar un refugio y el alto contenido de humedad en el suelo circundante puede causarles problemas en los cascos. El manejo adecuado del barro es importante para mantener seguros a los caballos cuando acceden al refugio.

El techo del refugio debe tener una pendiente que lo aleje de la entrada para evitar la acumulación de agua en los lugares por donde entran y salen los caballos. Esto también evitará que se forme barro en áreas de mucho tránsito y mejor construirlo con una altura mínima de 2,5m. para permitir una circulación de aire adecuada y evitar que los caballos se golpeen la cabeza contra el techo.
Orientar el refugio para ofrecer la máxima protección contra los patrones climáticos predominantes. Lo ideal es que el lado abierto de los cobertizos esté ubicado lejos de los vientos predominantes para proporcionar un cortavientos y orientado hacia la dirección del sol de invierno para brindar mayor calidez en temperaturas frías.

El tamaño es uno de los factores clave a tener en cuenta en el diseño. Las dimensiones adecuadas no solo proporcionan suficiente espacio para el movimiento, sino que también garantizan la comodidad y la seguridad de los caballos. El tamaño del refugio debe determinarse en función de la cantidad de caballos, su tamaño y temperamento.

Para garantizar la seguridad y el funcionamiento del cobertizo para caballos, es esencial realizar inspecciones y mantenimiento periódicos.
El polvo, la suciedad y los desechos pueden acumularse en el refugio, lo que genera olores desagradables y puede albergar bacterias y parásitos que afecten la salud de los caballos.
Por lo tanto, es importante realizar tareas de limpieza básicas, como eliminar la suciedad y el estiércol del suelo, reemplazar periódicamente la cama, si la hubiese, y desinfectar el refugio con productos de limpieza adecuados.
Resumiendo, los caballos pueden vivir cómodamente sin un refugio tradicional, pero si no tienen acceso a bosque u otros refugios naturales se recomienda que tengan acceso a un refugio construido para protegerse de las inclemencias del tiempo y los insectos, aunque a menudo parece que no lo usan, mejor construirlo y lo usarán cuando les apetezca.


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